Los trabajadores del futuro deberán aprender a colaborar con ellos. Porque llegan para quedarse. Pero la OCDE, en un estudio de hace unos días, minimizaba el fenómeno al considerar que de media sólo el 9% de los empleos serían sustituidos por máquinas. Argumentan que el proceso será lento, con obstáculos económicos, jurídicos y sociales y que los trabajadores podrán adaptarse a la tecnología o apuntarse a las nuevas profesiones nacidas a partir de los robots. Los robots se extenderán en otras áreas industriales como el embalaje, la logística y los productos de consumo. En su opinión, la reconversión del trabajador en este nuevo escenario es algo posible. “Para manejar un robot no hace falta ser ingeniero o programador”, asegura. La última tendencia es el robot colaborativo: la unión de la fuerza y la precisión de la máquina con la inteligencia cognitiva de la persona.
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