El cierre del ejercicio 2016 se ha vuelto un quebradero de cabeza para las entidades financieras. A las provisiones de las cláusulas suelo, deben sumar nuevas aportaciones por la eliminación de la deducción de los activos fiscales diferidos con carácter retroactivo. Los bancos negocian contrarreloj que Hacienda mitigue el viernes su efecto limitando su retroactividad o estableciendo una cantidad máxima a pagar. Las mismas fuentes aseguran que el cambio fiscal y contable de los DTAs pueden provocar pérdidas o reducción de los resultados en algunas entidades que influirán negativamente en su política de dividendos.
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