En este sentido, ha concedido la incapacidad permanente total a una trabajadora, directora de fábrica, que padecía un síndrome resultado de un estrés laboral crónico o frustración prolongada, como consecuencia de la forma en que desempeñaba su actividad, siempre de forma exhaustiva, autoexigente y con gran responsabilidad.
La sentencia, de 1 de junio de 2017, concluye que es indiferente que la actora presentara rasgos de personalidad anancástica y viviera obsesionada por la perfección.
© 2025 Cuatroochenta
Aviso Legal | 2012-2025 | AECEM | Todos los derechos reservados