El descontrol en los gastos variables supone a las pymes una pérdida de unos 1.000 millones de euros en IVA deducible. Una política definida permite optimizar el dinero que dedican, sobre todo, a restaurantes y visitas comerciales. Una vez que las compañías tengan claro adónde va parte de su presupuesto, es el momento de optimizarlo. "Aunque depende mucho del sector, los gastos variables no deberían superar nunca el 15%, mejor si no llegan al 10%". En muchas micropymes, las necesidades del negocio y las personales están demasiado difuminadas e imputan a su compañía gastos que no corresponden. Los gerentes han de asumir que no es dinero que sale de sus bolsillos, ya que, si las cosas van mal, un juez podría imputarles por alzamiento de bienes".
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